5.18.2016

LA TRADICIÓN TACAMA

La bodega más antigua de Sudamérica fue creada por el marqués de Carabantes

Cuenta don Ricardo Palma en sus Tradiciones que en 1412 el Inca Pachacútec acompañado de su hijo, el príncipe Yupanqui, de su hermano Cápac Yupanqui y de cuarenta mil guerreros conquistaron el valle de Ica. El Inca se prendó de una joven lugareña que no accedió a sus requerimientos, sin embargo ella le pidió agua para regar el desierto. El Inca enamorado puso a trabajar a sus guerreros y en diez días abrieron el canal que empieza en el Molino y Trapiche y termina en Tate. Es el agua de la achirana del Inca que hasta hoy riega los predios de Tacama, Vista Alegre y varios más.


El preámbulo viene a propósito de la visita a los viñedos y al complejo Tacama donde la quinta generación de la familia Olaechea sigue adelante con la tradición vitivinícola de sus antepasados.
El enólogo a cargo es el francés Frederic Thibaut, asentado en la zona hace quince años donde se casó con iqueña y echó raíces tan profundas y fecundas como las vides. Frederic nos enseña plantas centenarias donde el riego se hace por inundación aprovechando las aguas de la achirana. Otras son de riego por goteo para variedades menos conocidas en las que Tacama ha centrado su interés y definido su personalidad. Alicante Bouschet, Roussanne, Arrufiac, Colombard, Chardonnay, Chenin, Sauvignon Blanc, Petit Verdot, Tannat, Merlot y Malbec son las cepas con las que Tacama se presenta al mundo.


El año pasado su blanco de blancos (un blend de tres cepas inéditas: roussanne, arrufiac y colombard) obtuvo medalla de plata en España y su Don Manuel 100% tannat es emblema de la bodega. 

La visita incluyó una divertida sesión de cata en un ambiente moderno y bien equipado donde los asistentes tuvimos la oportunidad de crear nuestro propio blend tratando de aterrizar conceptos (acidez, frescura, cuerpo, persistencia). Los resultados no hicieron sino confirmar que la enología es asunto de profesionales. Es indispensable visitar la hermosa cava subterránea que luce un techo taponeado de corchos (más de cien mil) y una pared de vidrio en forma de semicírculo que permite ver las barricas reposando a temperatura, luz, humedad y silencio apropiado.


Hace algunos meses Tacama estrenó un restaurante campestre donde previo brindis con una copa de Rosa Salvaje, un espumante rosado muy refrescante, se accede a una carta ecléctica donde brillan los pallares en preparaciones varias (la ensalada de pallares verdes o el picante son recomendables). Faltaría incluir en el menú los platos típicos de la cocina iqueña, como la sopa seca, la carapulca y la morusa. Los postres se llevan las palmas a través de los increíbles limones rellenos, las chocotejas y el frejol colado. Ofrecen vinos por copa con sugerencias de maridaje a precios razonables, incluyendo un Albilla d´Ica, un vino dulce de aguja que funciona perfectamente como pousse cafe. Al salir de la bodega (por una trocha inhóspita que deberían mejorar con las autoridades de las zona) es recomendable detenerse en la decana panadería Velazco para comprar ¨paciencias¨, unas galletitas delicadas cuyo nombre hace justicia a su preparación.

Tour Tacama: de martes a domingo de 9.30 am a 4.30 pm. reservas@enoturismotacama.com Informes al teléfono: 2183030, 2183017, 2183019

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